La verdadera androginia en la moda reside en la ausencia de binarismos de género y sus señales visuales asociadas. No se trata simplemente de hombres con faldas o mujeres con trajes, sino de un enfoque de diseño matizado que trasciende la estética masculina y femenina tradicional. Esto implica comprender y deconstruir los códigos que definen el género en la ropa.
Muchos artículos de moda que muestran la androginia a menudo presentan a mujeres con ropa masculina de gran tamaño o cuadrada. Sin embargo, esta es una pseudoandroginia, que simplemente moldea a las mujeres para que se ajusten a los tropos masculinos convencionales. Lo mismo se aplica a los hombres con prendas tradicionalmente femeninas, como leggings o minifaldas. Este enfoque, mejor denominado «flexión de género», refuerza las normas de género al exagerar la estética del género opuesto. La verdadera androginia busca eliminar estas distinciones.
Para lograr un look verdaderamente andrógino, los diseñadores deben comprender las diferencias inherentes entre la anatomía masculina y femenina y cómo la ropa tradicionalmente se adapta a estas diferencias. Normalmente, la parte más ancha del cuerpo masculino son los hombros, mientras que en las mujeres son las caderas. La ubicación de la cintura también difiere, siendo más alta en las mujeres, lo que resulta en un torso más corto y piernas proporcionalmente más largas. Estas diferencias dictan variaciones en la confección de la ropa, como la longitud y la altura de las chaquetas y los pantalones.
Además, la ropa a menudo refleja percepciones sociales profundamente arraigadas de la sexualidad. Históricamente, la ropa masculina ha enfatizado la estructura y la protección, inspirándose en los uniformes militares y simbolizando el poder y la responsabilidad. Por el contrario, la ropa femenina tradicionalmente ha resaltado las curvas y la vulnerabilidad, reflejando las expectativas sociales vinculadas a la fertilidad y la maternidad. Estas normas históricas de género continúan influyendo en el diseño de moda contemporáneo.
La moda andrógina moderna tiene como objetivo desmantelar estos códigos de género biológicos y sexuales. No se trata simplemente de intercambiar prendas entre sexos. El verdadero diseño andrógino a menudo distorsiona u oculta las proporciones corporales típicas, a veces mediante sastrería estructurada, otras veces mediante drapeados o una combinación de ambos. Los ejemplos incluyen prendas no occidentales como el hanten japonés, la kandora de Oriente Medio y el deel mongol. Estos estilos a menudo priorizan ocultar la forma del cuerpo o agregar espacio alrededor del cuerpo, creando una silueta más neutral en cuanto al género.
La rigidez y la fluidez juegan un papel crucial en el logro de la androginia. La rigidez minimiza las curvas, mientras que la fluidez suaviza los bordes duros. Un poncho ejemplifica este equilibrio, combinando tela rígida con una silueta drapeada. Diseñadores como Issey Miyake han desafiado constantemente las siluetas convencionales, creando formas exageradas y no humanas inspiradas en la ropa tradicional japonesa. Este enfoque resta importancia a la sexualidad y fomenta una comprensión más abstracta del cuerpo.
La androginia existe en un espectro. Tilda Swinton, conocida por su estilo andrógino, ejemplifica esta gama. Ella navega sin problemas entre conjuntos sutilmente femeninos, abiertamente masculinos y verdaderamente neutrales en cuanto al género. La verdadera androginia, a menudo caracterizada por la austeridad y la falta de ornamentación, se inclina hacia una estética rigurosamente estructurada o fluida, evocando imágenes robóticas o monásticas, respectivamente.
Actualmente, la ropa masculina parece liderar la experimentación andrógina. Si bien la ropa femenina experimentó un movimiento similar a principios de la década de 2000, ha prevalecido un resurgimiento de la vestimenta abiertamente sexualizada. Este cambio sugiere una naturaleza cíclica de las tendencias de la moda y destaca las complejidades de definir y lograr la verdadera androginia en un panorama cultural en constante evolución.