Las marcas de moda ética luchan activamente contra los efectos nocivos de la moda rápida en el medio ambiente. Según la Fundación Ellen MacArthur, se desechan anualmente prendas por un valor asombroso de 460 mil millones de dólares, algunas usadas solo un puñado de veces antes de ser tiradas. Estas marcas defienden prácticas sostenibles, esforzándose por minimizar el desperdicio y extender el ciclo de vida de la ropa.
Un número significativo de marcas de moda ética se dedica a establecer modelos de negocio circulares de ciclo cerrado. Esto implica la recuperación de fibras y prendas, el diseño para minimizar el desperdicio, la utilización de materiales innovadores y sostenibles, y la lucha contra el consumo excesivo. Estas prácticas contribuyen a una industria de la moda más responsable con el medio ambiente y ética.
Empresas a la vanguardia de este movimiento incluyen BAM, Finisterre, Lucy & Yak, MUD Jeans, Ninety Percent, Nudie Jeans, Rapanui y THTC Clothing. Además, las plataformas de ropa de segunda mano como Beyond Retro, Depop, Oxfam, Preworn, Rokit, Thrifted, Vinted y We Are Cow juegan un papel crucial en la extensión de la vida útil de las prendas existentes. Estas marcas ofrecen a los consumidores alternativas conscientes a la moda rápida.
BAM y Finisterre, por ejemplo, se asocian con las plataformas de reventa Continue y Reskinned, respectivamente. Esto permite a los clientes comprar ropa de segunda mano de estas marcas a precios reducidos, promoviendo la asequibilidad y la circularidad. Estas iniciativas hacen que la moda sostenible sea más accesible para un público más amplio.
El programa Re:Yak Buyback de Lucy & Yak anima a los clientes a devolver los petos usados para su reventa o reciclaje. Del mismo modo, el proyecto Remill de Rapanui acepta ropa 100% algodón para ser reutilizada en nuevas prendas bajo su iniciativa «Thread Not Dead» (Hilo No Muerto). Estos programas demuestran un compromiso con el cierre del ciclo y la reducción de residuos textiles.
MUD Jeans ofrece un programa único de «Alquila tus vaqueros circulares», que permite a los clientes alquilar vaqueros durante un año antes de devolverlos para su reciclaje o quedárselos. Este enfoque innovador desafía los modelos de propiedad tradicionales y promueve una economía circular.
A pesar de los impactos positivos de la circularidad, persisten los desafíos. La complejidad del reciclaje aumenta con la complejidad del producto, lo que resulta en la pérdida de recursos y energía durante el proceso. Además, la energía utilizada en la producción, incluso con fuentes renovables, todavía requiere recursos e infraestructura. Finalmente, el crecimiento económico continuo presenta un obstáculo fundamental para una economía totalmente circular, ya que la demanda de nuevos materiales inevitablemente supera la oferta de materiales reciclados. Abordar estos desafíos requiere un cambio sistémico hacia patrones de consumo y producción sostenibles.