La ropa campesina en la Edad Media, desde el siglo XI hasta el XVI, experimentó una evolución gradual en comparación con los cambios más drásticos en la vestimenta noble. Este artículo se centra en la ropa usada por los campesinos y trabajadores rurales en el norte de Europa, explorando las diferencias entre las prendas de hombres y mujeres.
Ropa Masculina
Las capas básicas para los hombres consistían en bragas (calzoncillos de lino o lana), una camisa y calzas o medias. Los hombres que trabajaban frecuentemente se quitaban las capas exteriores, realizando tareas en bragas.
Sobre esta capa base, los hombres llevaban una túnica, generalmente con cinturón, hecha de lino o lana. La ropa de trabajo específica era rara, con delantales de cuero para herreros y delantales de siembra como excepciones.
De 1000 a 1300, los hombres trabajadores preferían túnicas cortas con cinturón, a menudo divididas en la parte delantera. Las bragas servían como pantalones cortos en climas cálidos o para trabajos sucios. Las calzas (polainas) se ataban al cinturón o se aseguraban con cordones.
Entre 1400 y 1500, los jubones más cortos comenzaron a ganar popularidad entre algunos plebeyos, aunque las túnicas sueltas y las calzas siguieron siendo frecuentes.
De 1500 a 1600, las calzas unidas a las chaquetas se hicieron más comunes.
Ropa Femenina
La ropa interior femenina consistía en una camisa de lino y medias cortas atadas debajo de la rodilla.
Sobre la camisa, las mujeres llevaban un vestido. Inicialmente holgado, evolucionó hacia una cota o kirtle ajustada hacia finales de la Edad Media. Los delantales eran comunes para proteger la ropa.
La vestimenta festiva tanto para hombres como para mujeres se hacía eco de las tendencias de la moda predominantes, aunque a menudo se elaboraba con materiales más sencillos como la lana en lugar de la seda. Elementos decorativos como encajes y bordados añadían estilo.