Audrey Hepburn, una figura destacada en el mundo del cine, personificó la evolución de la moda de los años 60, pasando de la elegancia sofisticada de principios de la década a la estética hippie de espíritu libre que surgió más tarde. Su influencia en la moda de los años 60 es innegable, derivada de sus papeles icónicos en películas como Vacaciones en Roma, Sabrina y Una cara con ángel en la década de 1950, y continuando en la década siguiente.
En 1961, Hepburn consolidó su estatus de icono de la moda con la película Desayuno con diamantes. Su interpretación de Holly Golightly, vestida con los diseños de Hubert de Givenchy, incluido el inolvidable vestido negro, se convirtió en un momento definitorio en la historia de la moda de los años 60. La colaboración entre Hepburn y Givenchy se extendió más allá de la pantalla, resultando en un estilo distintivo que era a la vez elegante y accesible, inspirando a mujeres de todos los ámbitos.
La moda de principios de los años 60 a menudo reflejaba la estética refinada de la primera dama Jackie Kennedy, y Hepburn adoptó esta tendencia sin esfuerzo. A menudo usaba trajes de falda a medida, complementados con accesorios clásicos como guantes y sombreros, reflejando el aspecto pulido de la primera dama. Esto es evidente en el traje verde de Givenchy que lució en la película de 1962 Encuentro en París. Los conjuntos que vistió en la película de 1963 Charada, caracterizados por líneas limpias y siluetas sofisticadas, resonaron con el estilo de Kennedy al tiempo que encarnaban la elegancia parisina.
A medida que avanzaba la década de 1960, el estilo de Hepburn evolucionó junto con el cambiante panorama de la moda. Abrazó el movimiento Mod, incorporando colores vibrantes y minivestidos a su guardarropa. En la película de 1966 Cómo robar un millón, mostró elementos clave de la moda de mediados de los 60: gafas de sol con montura blanca que recuerdan a la era espacial, un elegante corte de pelo bob y un delineador de ojos dramático que acentuaba sus expresivos ojos.
A finales de la década de 1960, las influencias orientales y los dobladillos más largos comenzaron a dominar la moda. Si bien Hepburn continuó siendo admirada por su elegancia atemporal, no había adoptado por completo estas nuevas tendencias. Su boda en 1969 con Andrea Dotti, donde lució un minivestido rosa, ejemplificó su conexión perdurable con los estilos clásicos de la década anterior. Esta elección reflejó a un segmento de la sociedad, incluidos diseñadores como Givenchy, que aún no estaban listos para abandonar los looks icónicos de mediados de los 60.